Diego Roselli, uno de los epidemiólogos más importantes del país habla sobre una nueva ola de contagios del coronavirus.
Cuando apareció el covid, fue una oportunidad magnífica; era una enfermedad nueva en la que nadie era experto, y quienes nos metimos en ese campo fuimos de alguna manera pioneros”.
Así lo dice Diego Rosselli, uno de los más reputados epidemiólogos del país. Es neurólogo de formación. Pero desde antes de especializarse, ya era profesor de neuroanatomía en el Rosario (su alma mater). Gracias a su experiencia docente, en 1992 se fue a hacer una maestría en educación en Harvard como beneficiario de Colfuturo, pero tomó la mayoría de los créditos en el Departamento de Neurociencia y en la Facultad de Medicina.
Rosselli le ha hecho seguimiento a la pandemia desde su inicio. “El libro de cómo tratar el covid lo vamos a escribir por ahí en el 2025”, dice, y que, si bien todavía es temprano para medir las consecuencias de la pandemia, sí hemos aprendido mucho de ella.
"La curva del número de casos en Argentina, por ejemplo, sobre todo si ajustamos por población, es sorprendentemente similar al caso de Colombia. Hemos seguido paso a paso los últimos dos meses un crecimiento del número de muertos y allá no han tenido el revuelo social que hemos tenido nosotros acá".
La Silla Vacía: En este momento estamos atravesando el tercer pico, que de lejos ha sido el más grave. Adicionalmente, desde el 28 de abril arrancó el paro con manifestaciones masivas en las calles. ¿Hasta qué punto se les puede atribuir a las marchas la gravedad de este tercer pico?
Diego Roselli: Esa es una muy buena pregunta. Hay algo muy interesante (y lo que los epidemiólogos llamamos “interesante” a veces es muy cruel), y es que esta curva del aumento del número de casos y del aumento del número de fallecidos no se ha dado solamente en las ciudades en donde ha habido más manifestaciones.
La Costa, por ejemplo, que ha estado relativamente libre del paro, ha tenido una crisis de UCI y de mortalidad importante en sitios que además creíamos que tenían una seroprevalencia alta. Tampoco es algo exclusivo de Colombia. La curva del número de casos en Argentina, por ejemplo, sobre todo si ajustamos por población, es sorprendentemente similar al caso de Colombia. Hemos seguido paso a paso los últimos dos meses un crecimiento del número de muertos y allá no han tenido el revuelo social que hemos tenido nosotros acá.
En resumen, saber cuántos de los muertos o de los casos nuevos son atribuibles a las manifestaciones es especulación. No hay manera de saberlo con precisión. Es indudable, por el conocimiento que tenemos hoy de la enfermedad (que las aglomeraciones facilitan su contagio) que, a pesar de que las manifestaciones han sido en su mayoría al aire libre, seguro que han tenido algún efecto. ¿Cuánto? No me atrevería ni siquiera a lanzar un porcentaje.
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