María Isabel Cabarcas, el símbolo del poder de la mujer guajira

Los más de quince años de experiencia laboral de esta abogada costeña, tanto en el sector público como en el privado, han estado marcados por una línea de acción: contribuir, con sus acciones, a la solución de las problemáticas que aquejan a su departamento. Conoce la historia de esta emprendedora social que está dejando huella en nuestro país.

Escrito por: Luis Carlos Proaños O.

La fuerza de una mujer con vocación social tiene una potencia incalculable sobre su territorio. María Isabel Cabarcas Aguilar es una guajira de puro corazón que demuestra con creces esta teoría. Empoderada y valiente, esta mujer nacida en Riohacha ha llevado consigo a su departamento durante todas las acciones importantes de su vida. 

Esa forma de encarar la realidad fue heredada de sus padres. Ena Luz Aguilar, una trabajadora del sector público de la capital de La Guajira, quien, a su vez, le inculcó la libertad de acción que la caracteriza. “Mi madre era una mujer amable, querendona. Siempre me dijo que yo podía ser y me dio libertad también para hacer” junto con su padre Cicerón Cabarcas, “un odontólogo cartagenero de origen humilde quien llegó a ser Magister en Salud Pública de la Universidad de Antioquia” recuerda con profunda nostalgia hoy María Isabel en entrevista con COLFUTURO.

María Isabel Cabarcas, beneficiaria COLFUTURO

Por eso, cuando terminó la carrera de derecho, en Bucaramanga, decidió regresar a su ciudad natal para seguir el consejo materno de estudiar trabajo social en la Universidad de La Guajira, con el objetivo de jugar un papel destacado en el relacionamiento con las comunidades y así generar impacto en el abordaje de sus principales problemáticas. 

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“Siempre he sido una mujer muy activa. Hice parte de muchas causas culturales y sociales. Eso de alguna forma, me permitió adquirir mucha experiencia. El tiempo lo compartía entre el estudio y el trabajo”, explica sobre su trayectoria.

Su desempeño profesional y humanitario ha estado atravesado por distintas entidades de gran envergadura como la Cámara de Comerio de La Guajira, la Gobernación del departamento, la Fundación Cerrejón, COMFAGUAJIRA y un rol docente en distintos programas en la universidad de La Guajira durante 12 años.

En 2018 tuvo lugar un hecho que le cambió por completo la vida: el nacimiento de su hijo. “Esas circunstancias me llevaron a pensar cuáles eran los pasos que debía dar, para que mi hijo y yo tuviéramos una mejor vida”. En la voz de la madrina de su hijo escucharía una afirmación contundente: “Si antes eras fuerte, ahora que eres mamá te sentirás invencible”.

El sueño de estar donde debes estar


En medio de esa experiencia y por recomendación de una reconocida colega guajira del ámbito jurídico, María Isabel tomó la decisión de estudiar una maestría en Cultura Jurídica, Seguridad, Justicia y Derecho en la Universidad de Girona (España). Se graduó con un reconocimiento especial del tribunal que analizó su tesis y que la calificó como ‘una joya’. En este trabajo, estudió desde el punto de vista jurídico-cultural las prácticas ancestrales de resolución de conflictos del pueblo wayuu de La Guajira.
“Fue una bocanada de aire fresco para mi vida, para mi ser investigativo, para el amor que siento por la cultura y por mis ancestros maternos”; relata María Isabel sobre ese lapso que vivió en territorio catalán.

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Durante esa etapa, conoció al maestro Ricardo Rabinovich-Berkman, una figura prominente del mundo académico de las leyes a nivel internacional. Fue él quien la convenció de continuar su formación profesional con un doctorado en Derecho, a través del convenio de esta entidad con la Universidad de Buenos Aires (UBA) en Argentina.  

María Isabel Cabarcas, beneficiaria COLFUTURO
 

"El maestro Ricardo dice que un doctorado te abre la cabeza o no sirve para nada. Hemos compartido algunas reflexiones con compañeros de que no solo te abre la cabeza, sino que te expande el corazón".

Fue por eso que, tras regresar a Colombia, en febrero de 2022 se postuló al Programa Crédito Beca y fue seleccionada para recibir el apoyo para sus estudios en Argentina. En 2021 también había realizado la aplicación, pero debido a un error que cometió al cargar su ensayo, no tuvo éxito en el proceso. Ese fallo la invitó a realizar la postulación posterior cuidando los detalles.

La noticia de su selección la recibió el 11 de mayo de 2022, justo el día del natalicio de su madre, como una señal del destino. De ese modo, y tras darle muchas vueltas al asunto, en 2023 empezó los cursos intensivos válidos para este programa de posgrado. Viajó a territorio argentino en compañía de su hijo para emprender esta emocionante aventura.

María Isabel Cabarcas, beneficiaria COLFUTURO

“El maestro Ricardo dice que un doctorado te abre la cabeza o no sirve para nada. Hemos compartido algunas reflexiones con compañeros de que no solo te abre la cabeza, sino que te expande el corazón. Te ayuda a agudizar el sentido y la vocación de servicio, para dar solución a problemáticas de nuestros contextos”, refuerza María Isabel.

Al inicio de esta nueva etapa, fue invitada por Rabinovich para ser conferencista en ‘Dialogando desde el sur’, una actividad de disertación académica en torno al derecho latinoamericano. Allí María Isabel habló sobre la situación jurídico social de la mujer wayuu. Sin pensarlo, estaba dando los primeros trazos de lo que será su tesis doctoral. “Me conmoví mucho al hacerlo y esa fue una señal de que debía seguir por ese camino”. Su trabajo final indagará sobre el aporte de las mujeres en el marco del pluralismo jurídico desde los pueblos originarios.

 

María Isabel Cabarcas, beneficiaria COLFUTURO

Hacer realidad este proyecto ha sido una experiencia de gran valor para su trayectoria profesional. Por eso agradece el apoyo de COLFUTURO: “El Programa Crédito Beca es una plataforma integral que permite consolidar ese anhelo que tenemos de estudiar en el exterior, de vivir experiencias integrales como la mía. Es la posibilidad de acceder a una de las 50 más importantes facultades de derecho del mundo, y a un universo compuesto por docentes de distintas disciplinas que nos ayudan a agudizar nuestros sentidos, a través de diálogos con profesionales de otros países para intentar dar soluciones a problemáticas que están aquejando a la sociedad a nivel mundial”, relata.

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Una emprendedora social con palabras mayores


Luego de años de trabajo previo y de una trayectoria profesional y social muy destacada en lo público y lo privado, en 2015 tuvo lugar un hecho significativo en su vida: el registro jurídico de la Fundación Compartamos la Felicidad. Esta iniciativa, nacida en 2014 y de la que fue fundadora, fue pensada para “llevar alegría a través de la lúdica, la educación y la gestión humanitaria a las niñas, los niños, los jóvenes, las mujeres y los adultos mayores del pueblo wayuu del departamento”.

Con ello, y junto al apoyo de distintos actores sociales y la comunidad, en los últimos años ha promovido distintas acciones humanitarias con la primera infancia en comunidades indígenas de Riohacha y de los municipios de Manaure, Maicao y Uribia, un sector del norte del país con vulneración sistemática de derechos. Entre ellas, se destacan los banquetes navideños ‘Alimentando sonrisas’, unas jornadas de entrega de kits escolares para el regreso digno de los niños al colegio, la creación en 2020 del concurso PandemiARTE, así como la entrega de paquetes alimentarios, kits de aseo, ropa y calzado. 

María Isabel Cabarcas, beneficiaria COLFUTURO

“Somos canalizadores de la generosidad. Gracias a eso hemos podido llegar a las comunidades. Es impresionante porque cuando uno quiere ayudar, todo se multiplica. Las comunidades han sido aliados cruciales porque se toca la puerta y solo se puede entrar en la medida en que a uno se lo permitan y haya una identidad de intención. Eso es lo que hemos logrado, construyendo confianza y este es un camino que se sigue recorriendo.” 

La labor desempeñada en esta iniciativa la hizo merecedora de ser escogida Mujer CAFAM La Guajira 2020. Un reconocimiento que, a la vez que reconoció la labor social desarrollada, la dotó de una mayor responsabilidad y compromiso con las comunidades con las que trabaja. 

"Me veo junto con mi hijo en el camino que siempre ha movilizado mis sentimientos y mi actuar: servirle a mi tierra y sus gentes, generando procesos de transformación y articulando sinergias".


Además de ello, María Isabel también estuvo vinculada al Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio liderando el Equipo de Gestión Social en proyectos comunitarios, en su mayoría, administrados y operados por mujeres wayuu, para llevar agua potable a comunidades indígenas rurales dispersas de esa extensa península. Paralelo a ello, fue cocreadora junto a jóvenes activistas, de la Asociación Kojutajirawaa (valoración del respeto mutuo en wayunaiki) cuya misión es promover los valores culturales del pueblo wayuu en la educación superior y en los territorios. 

 

María Isabel Cabarcas, beneficiaria COLFUTURO

Las acciones sociales de estos años, sumadas al crecimiento académico y su avance profesional, han permitido que María Isabel se piense todo su ser social, cultural y político, alrededor de la potencialización de capacidades de las comunidades de su departamento, especialmente de las mujeres, las infancias y los jóvenes. 

“La huella que quiero dejar es la del reconocimiento de los valores culturales y la diversidad como un patrimonio inmaterial que merece respeto y reconocimiento en distintos escenarios. La de la mirada empática y respetuosa de nuestra diversidad cultural y étnica, de todo lo extraordinariamente valioso que existe en el hecho de que en Colombia existan más de 100 etnias, y cómo, desde las distintas disciplinas del conocimiento, podemos poner en valor eso que nos hace únicos y que tiene origen en los saberes ancestrales”, explica.

En el mundo que construye cada día María Isabel con sus acciones, desde el territorio y desde la academia, caben las esperanzas de esas comunidades olvidadas, así como las de las nuevas generaciones, donde está inmerso su hijo Manuel Antonio de Jesús. 

“Me veo junto con mi hijo en el camino que siempre ha movilizado mis sentimientos y mi actuar: servirle a mi tierra y sus gentes, generando procesos de transformación y articulando sinergias. Anhelo continuar investigando, escribiendo, comunicando y ejerciendo la docencia y pues ese diálogo constante con la juventud me inspira y me reta a seguir aprendiendo. También quiero seguir fortaleciendo nuestro emprendimiento social a partir de múltiples procesos, entre ellos la potencialización de las capacidades de las comunidades donde deben dialogar los saberes ancestrales y científicos, con especial énfasis en las niñas, jóvenes y las mujeres wayuu”, finaliza.